martes, 30 de septiembre de 2014

VALORAR la diversidad del equipo

(Adaptado del libro: Trabajando en equipo, Daniel Prieto, Editorial Vida, 2014 y Publicado en Foursquare Leader Prayer)

Alguien expresó en cierta oportunidad: "Ninguno de nosotros es tan listo como todos juntos". Valorar es reconocer, es estimar, es reconocer el mérito de alguien. Y diversidad es variedad, desemejanza y diferencia entre los miembros de un equipo o una comunidad. Es la abundancia, es la gran cantidad de varias cosas distintas entre ellos.
Los equipos exitosos son aquellos que tienen la capacidad de reconocer que en su diversidad, y no en su uniformidad, está su fuerza y su riqueza.

Cuando hablamos de la diversidad en un equipo, expresamos que los miembros de ese equipo representan una variedad de cul­turas, costumbres, caracteres, habilidades, dones, formas de hacer, formas de pensar y realizar, etc., que lógicamente manifiestan la desemejanza entre los integrantes de ese equipo señalando sus di­ferencias.

Ahora, es importante que entendamos que las diferencias en un equipo pueden servir para la guerra o para la grandeza. Cuando se mira la diferencia con el otro como una amenaza, como una molestia, como algo inferior a lo que yo soy, entonces la diferencia traerá conflictos. En el equipo, opinar diferente será para discutir. Entonces, los diferentes dones y capacidades se usarán para competir. Las diferencias de carácter y de costumbres serán el ingrediente principal del chisme y de la desacreditación del otro. Pero cuando se tiene la virtud de mirar la diferencia con el otro como una bendición, como algo estimado y que posee valor y mérito, entonces la diferencia traerá grandeza.

Valorar la diversidad en nuestros equipos de ministerio significa unirnos espiritualmente como hermanos en Cristo, amándo­nos, respetándonos y valorándonos más allá de nuestras diferencias. Aunque la unidad es una realidad objetiva real, también es una meta a experimentar. La gente tiene conceptos preconce­bidos unos de otros y usualmente poseen diferentes aspiraciones. La madurez, el esfuerzo y el trabajo de la fe por amor son necesarios para mantener la unidad del Espíritu (dentro de un cuerpo diverso) por medio de los lazos de paz. Debemos cultivar la unidad y trabajar en ella como iglesia. Unidad significa que somos diferentes pero que nos amamos, respetamos, valoramos y habilitamos para ser quienes debemos ser y hacer lo que debemos hacer.

Valorar la diversidad también es liberar nuestra diver­sidad al enlazar nuestro corazón en una pasión por las almas, establecer relaciones ministeriales inteligentes y espiri­tuales, y poner en comunicación nuestras diferencias antes que po­nerlas en oposición, para que lejos de acentuar las diferen­cias podamos celebrar nuestras diferencias y afirmar nuestra identidad como pueblo de Dios: gente de todo linaje y lengua, y pueblo y nación (Apocalipsis 5:9).

Que al valorar nuestra diversidad la iglesia y el equipo donde servimos sea …

Una iglesia/equipo con miembros muy diferentes unos de los otros – 1 Corintios 12:12-21
Una iglesia/equipo con redimidos de todo linaje y lengua y pueblo y nación - Apocalipsis 5:8-10
Una iglesia/equipo con adoradores de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas - Apocalipsis 7:9-10
Una iglesia/equipo con ministros fructíferos de todos los pueblos - Isaías 56:2-7