sábado, 1 de febrero de 2014

Líderes de los que no nos siguen


Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, pero se lo prohibimos, porque no es de los nuestros (porque no pertenece a nuestro grupo –NTV ; porque no nos sigue – RV60).» Pero Jesús les dijo: «No se lo prohíban, porque nadie puede hacer un milagro en mi nombre, y luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está a favor de nosotros. Marcos 9:38-40 - RVC
¡Yo solo no puedo soportar a todo este pueblo! ¡Me es una carga demasiado pesada! El Señor le dijo a Moisés: «Junta a setenta ancianos de Israel, de los que tú sepas que son ancianos y jefes del pueblo, y llévalos hasta la entrada del tabernáculo de reunión. Diles que esperen allí contigo. Yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti y lo pondré en ellos, y ellos sobrellevarán contigo la carga del pueblo. Ya no la llevarás tú solo … Moisés salió de allí y repitió ante el pueblo las palabras del Señor; luego reunió a los setenta ancianos del pueblo, y los hizo esperar alrededor del tabernáculo. Entonces el Señor descendió en la nube, y habló con él. Tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta ancianos; y cuando el espíritu se posó en ellos, comenzaron a profetizar, y no dejaban de hacerlo. En el campamento se habían quedado Eldad y Medad, dos varones sobre los cuales también se posó el espíritu. Aunque estaban entre los escogidos, no se habían presentado en el tabernáculo; sin embargo, comenzaron a profetizar en el campamento. Entonces un joven fue corriendo a decirle a Moisés: «¡Eldad y Medad están profetizando en el campamento!» Josué hijo de Nun, que era ayudante cercano de Moisés, le dijo: «Moisés, mi señor, ¡no se lo permitas!» Pero Moisés le respondió: «¿Acaso tienes celos por mí? ¡Cómo quisiera yo que todo el pueblo del Señor fuera profeta! ¡Cómo quisiera yo que el Señor pusiera su espíritu sobre ellos!» Y enseguida Moisés volvió al campamento, en compañía de los ancianos de Israel. Números 11:14-30 - RVC
            ¿Qué hacemos en el ministerio con los que no nos siguen? ¿Qué hacemos en el ministerio con los que no están presentes en las reuniones de liderazgo donde se suponen que deben estar? PERO al mismo tiempo Dios los usa porque el mismo espíritu, la misma unción que Dios ha puesto sobre el pastor, el líder del pueblo, reposa sobre ellos. ¿Qué hacemos con esa gente?
            La tendencia es prohibirles que ministren en los dones del Espíritu. La primera reacción es impedirles que hablen al pueblo lo que Dios quiere decirle al pueblo. Me permito decirlo de esta manera: esa es la respuesta de los líderes novatos, naturales y carnales, pero no debería ser la respuesta de los líderes maduros y espirituales.
            Jesús y Moisés tenían otra óptica del asunto.
            Para Jesús, el que hace milagros en su Nombre, habla bien de él. Para Jesús, si no estaba opuesto a él, estaba a favor de él, aunque no perteneciera al grupo de sus discípulos.
            Para Moisés, el hecho que no estuvieran donde él les dijo que tenían que estar, no significó que Dios los descartó de entre los escogidos. Para Moisés, no había razón para estar celoso de que Dios usara a otros entre el pueblo. Para Moisés, ojalá todo el pueblo de Dios profetizara y ojalá Dios pusiera de su espíritu sobre todo el pueblo.
            ¿Qué tan rápido prohibimos e impedimos a aquellos que Dios está usando pero que no están alineados con nosotros y con nuestro grupo? ¿Solo podemos ser catalizadores y habilitar a los que pertenecen a nuestro grupo, a los que hacen lo que nosotros queremos que hagan? ¿Tenemos la capacidad de habilitar, o al menos no estorbar prohibiendo, condenando o impidiendo a aquellos que Dios está usando mas allá de nuestro circulo de influencia como líderes?
            Aquí hay algo que aprender, y me parece que es urgente: No somos líderes de empresas seculares, somos líderes de la iglesia de Jesucristo. No somos líderes de una sociedad secularizada, somos líderes del Reino de Dios. Esta verdad cambia todas las reglas del juego.
            Es fácil liderar a los que nos siguen, pero ¿acaso es posible liderar a los que no nos siguen? ¿Es posible habilitar desde mi liderazgo a los que no pertenecen a mi grupo? Yo estoy convencido que la respuesta es SI, si es posible.
En estas dos historias bíblicas encuentro en las personas y en las respuestas de Jesús y Moisés 7 principios que nos posicionan como líderes del Reino de Dios para liberar, y no estorbar, a los que Dios está usando en su Reino aunque no estén conmigo y no me sigan a mí como líder. Son 7 principios que me posicionan para habilitar y bendecir a los que no me siguen.
1.     En el liderazgo del Reino yo no soy el centro, ni mi nombre es el que está en juego. Jesús es el centro del liderazgo del Reino y es su Nombre el que está en juego. No se trata de mi, se trata de Jesús.
2.     En el liderazgo del Reino, el trato y los arreglos que Dios tiene con aquellos que no me siguen o no siguen mi liderazgo, es asunto de Dios con ellos. Si Dios los usa para la gloria de su Nombre, el bien del pueblo y la extensión del Reino, eso es lo único que me interesa.
3.     En el liderazgo del Reino no hay competencia sino complemento. El que no lo hagan conmigo o a mi manera, no quiere decir que esté mal, o que estén en contra de mí, o que Dios no esté en el asunto. No los voy a despreciar, voy a celebrar como complementan mi liderazgo en el Reino de Dios.
4.     En el liderazgo del Reino, Dios trasciende mi grupo, mi equipo, mi iglesia y mi liderazgo y hace que el ministerio del Reino sea mucho mas que lo que yo puedo ver y manejar como pastor y como líder. No me voy a molestar por esto, o sentir inferior, sino muy por el contrario, me siento privilegiado de ser parte de algo que es mucho mas grande que mi persona y mis capacidades.
5.     En el liderazgo del Reino no se trata de ser el único que Dios usa en el Reino, y de tener la exclusividad de la unción que Dios me ha dado para pastorear y liderar en el Reino. Se trata de que ese espíritu, es decir, esa unción que he recibido para pastorear y liderar repose sobre los líderes que Dios ya tiene en su pueblo, para que ellos pastoreen y lideren al pueblo mas allá de mis límites como líder.
6.     En el liderazgo del Reino no se trata de que yo me quede para siempre siendo usado por Dios poderosamente. Se trata de que otros se queden haciendo las obras poderosas que hoy Dios está haciendo a través de mi, y que ellos aún hagan cosas mayores que las que Dios hizo a través de mi liderazgo. ¡Yo quiero que los que estoy formando hagan cosas mayores que yo!
7.     En el liderazgo del Reino, el cumplimiento de la misión es el objetivo primario, incluso antes que el orden litúrgico, institucional u organizacional. Dios es un Dios de orden pero el orden de Dios no necesariamente es igual que lo que yo entiendo por orden. El orden para mi es cuando todo ocurre dentro de lo que yo planeo y puedo manejar y controlar. Muchas veces el orden de Dios me va a parecer desorden, porque es Dios yendo mas allá de mi persona, de mis límites y de mi liderazgo. ¡Yo quiero ese desorden!
Por favor, recordemos: No somos líderes de empresas seculares, somos líderes de la iglesia de Jesucristo. No somos líderes de una sociedad secularizada, somos líderes del Reino de Dios. Esta verdad cambia todas las reglas del juego. Hay algo mas grande que nuestros ministerios y llamados personales, es el Reino de Dios. Por esta razón, permitamos que nuestros liderazgos y ministerios en el Reino acerquen y establezcan el Reino de Dios a nuestras comunidades, en lugar de que simplemente estén levantando mas “ministerios cristianos” entre los evangélicos.
Termino orando al Padre Celestial que nos ayude a ser líderes del Reino de los Cielos y rogándole que venga SU Reino, que se haga SU voluntad, así como en el cielo, aquí también en la tierra y entre nosotros. En el Nombre de Jesús. Amén.

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